Como ustedes saben, la palabra CULTURA tiene muchos significados diferentes, pero por ahora, vamos
a definirla como “Los conjuntos de
saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social”.
De acuerdo a esta definición y dependiendo de cuánto se
amplíe ese “grupo social” uno “pertenece a…” o “es parte de…” diversas culturas, Por ejemplo, yo soy parte de
la cultura de mi estado, de mi país, de Latinoamérica, de la llamada “Cultura
Occidental”, etc.
Así mismo, un médico en ejercicio es parte de la cultura
médica, un taxista profesional es parte de la cultura de los taxistas y un
empleado público es parte de la cultura de la burocracia oficial.
Es decir, que siempre que encontramos a un grupo humano
conviviendo en un lugar, o compartiendo una actividad, este grupo,
inevitablemente, formará una cultura.
Ahora que hemos definido el término, hablemos del tema
que nos ocupa: La cultura venezolana,
formada por el mestizaje racial y cultural, tiene cosas bellísimas, la amabilidad, el humor, la gratitud, la
alegría, la generosidad y la
solidaridad son rasgos inequívocos del ser venezolano y estos valores deben
ser preservados y alentados de generación en generación.
Pero igualmente existen otros rasgos que deben ser
considerados desechables: La impuntualidad, la falta de planificación,
el hablar mal de los demás, el desprecio por las leyes (eso de “se acata, pero
no se cumple”), el favoritismo por
“amiguismo”, la tendencia a abusar del poder, la eterna esperanza de la
ganancia súbita, la estima por la “viveza criolla”, la falta de palabra y
muchos otros rasgos de nuestra cultura deben ser atacados en todas las
instancias de nuestro paso por la vida.
Estos rasgos deben ser erradicados si queremos ser una
sociedad productiva y deben ser mal vistos en la familia, en la escuela, en el
trabajo, en la vida política, etc. Frases de conformismo, tales como: “Es que
así somos, qué le vamos a hacer?” o frases que alientan la improvisación, “como
vaya viniendo, vamos viendo…” no aportan nada positivo a nuestra sociedad ni al
porvenir de nuestra Patria.
Tenemos la enorme responsabilidad de atacar y tratar de
evitar caer en la trampa del conformismo, de la viveza y de la improvisación.
El destino de un país y su pueblo es un asunto muy serio
que no se puede dejar en manos de los que improvisan y mucho menos en la de los
oportunistas.
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